PRÁCTICAS UNIDAD 6. LOS ESPACIOS INDUSTRIALES. 2º BACH. GEOGRAFÍA
Sacado de la página gehieslamarina2geo.blogspot.com
Introducción y datos de observación:
La práctica objeto de estudio es un mapa de España en el que aparecen las principales áreas industriales del país. y el empleo cuantificado de cada área en cantidades absolutas. Ambos elementos vienen expresados en la leyenda a partir de la utilización de tramos de colores y de figuras circulares. Además, también aparece una escala gráfica y no se nos aporta la información sobre la fuente.
Clasificación de la práctica:
A partir de estos datos obtenidos de la observación podemos clasificar el mapa como temático de coropletas (áreas industriales)y de figuras o simbólico (población industrial). Concretando en sus características lo definimos como cualitativo, estático y sintético.
Desarrollo del comentario de la práctica:
La localización industrial en España presenta fuertes desequilibrios territoriales.
Existen claros contrastes entre áreas industrializadas con distintas tendencias
(desarrolladas, en expansión, y en declive) y áreas de industrialización
escasa. Los desequilibrios se ven agravados por la tendencia de los sectores
más dinámicos a localizarse en las regiones más avanzadas.
Las desigualdades en el reparto espacial de la industria son, a su
vez, fuente de otros desequilibrios territoriales en el reparto de la
población; en la riqueza; en la dotación de infraestructuras, equipamientos y
servicios sociales, y en el peso político, que ha afectado negativamente a las
regiones españolas menos industrializadas. Por eso, el fomento de la industria
ha sido uno de los objetivos básicos en las políticas para el desarrollo
regional.
La localización industrial permite diferenciar las áreas siguientes:
1. Áreas industriales desarrolladas.
Son los espacios centrales de
las áreas metropolitanas, sobre todo de las de Madrid y
Barcelona, que se han consolidado como los centros principales de la industria
española. Su evolución reciente está marcada por tendencias contradictorias:
- Por una parte asistimos al hundimiento o reconversión de importantes
sectores maduros.
- Por otra parte, se da una revitalización industrial,
pues desde 1985 las ventajas de su centralidad atraen hacia Madrid y Barcelona
a las empresas más innovadoras y las sedes sociales (centros de decisión) de
las mayores empresas nacionales y de las filiales de las multinacionales. Por
tanto, se trata de aquellas actividades que generan mayor valor añadido, tienen
mercados en expansión y empleos más cualificados y mejor remunerados.
Ello favorece una creciente terciarización de su industria,
cuyo reflejo externo es la aparición de parques industriales o empresariales, con edificios en los que las funciones
de oficina superan en importancia a las propiamente fabriles.
2. Áreas y ejes industriales en expansión.
Son el resultado de las
tendencias difusoras de la industria o del desarrollo de la industrialización
endógena. Pueden
distinguirse los siguientes tipos:
a) Las coronas metropolitanas cuentan con áreas industriales en declive
y en proceso de reconversión (Bajo Llobregat, orilla izquierda de la ría del
Nervión en Bilbao, sur madrileño). Pero también son receptoras de industrias.
- En unos casos se trata de la difusión o relocalización de industrias
tradicionales procedentes del área central, estimulada por la revalorización
del suelo que ocupan para otros usos y porque para las empresas es una forma
de reducir costes (sanear su economía y su plantilla, modernizarse y
redimensionar sus instalaciones). Estas industrias se localizan en polígonos
industriales a lo largo de las principales vías de comunicación con la ciudad.
- En otros casos las coronas atraen a empresas innovadoras que
se instalan en parques tecnológicos.
b) Las franjas periurbanas,
en la zona de transición entre la ciudad y el mundo rural circundante, han
adquirido también gran atractivo para relocalizar industrias de las ciudades
próximas.
También localizan pequeñas empresas, de capitalización escasa,
dedicadas a producciones intensivas en trabajo poco cualificado (madera,
mueble, metalurgia de transformación, confección), a la subcontratación de
tareas o al aprovechamiento de los recursos circundantes. En el plano
laboral cuentan con un mercado más flexible, con diversas formas de
contratación precaria y menor presencia sindical. La tipología más característica
para suasentamiento son los polígonos de naves adosadas, de reducida
dimensión, a veces con graves deficiencias en infraestructuras y
equipamientos.
c) Los ejes
de desarrollo industrial se localizan a lo largo de las principales vías de comunicación.
- Los ejes nacionales principales son los del valle del Ebro y el Mediterráneo (Girona-Cartagena). Cuentan con una
red de autopistas que los conecta con los principales centros nacionales y del
sur de Europa, por lo que han atraído a industrias nacionales y
multinacionales. Además se relacionan con ciudades de antigua tradición fabril
o artesanal y con una industria rural dispersa transformadora de los productos
del entorno.
- A nivel regional y comarcal se han desarrollado algunos ejes, como
la red en torno a Madrid, que se extiende hacia las provincias limítrofes de
Castilla-La Mancha, y los ejes secundarios de
las regiones del interior, que siguen algunas de las principales carreteras
(autovía Tordesillas-Valladolid-Palencia).
d) En algunas áreas rurales también han crecido las implantaciones industriales.
En la mayoría de los casos, se trata ele pequeñas empresas que requieren escasa inversión,
tecnología simple y baja cualificación profesional. Los casos más frecuentes
son pequeños talleres de producciones tradicionales (dulces, prendas de vestir,
muebles), empresas urbanas relocalizadas o empresas promovidas por empresarios
autóctonos que aprovechan el potencial endógeno en cuanto a recursos
(producciones agrícolas, ganaderas, forestales y del subsuelo) y mano de obra
(experiencia técnica heredada del pasado artesanal, bajos salarios y formas de
contratación flexible).
No obstante, a veces surgen también empresas innovadoras, gracias a la
cooperación empresarial y al apoyo de la administración local.
3. Áreas y ejes industriales en declive.
Son Asturias, Cantabria y
algunos núcleos aislados (Ferrol, bahía de Cádiz, Puertollano y Ponferrada). El
País Vasco, hasta hace poco incluido en esta zona, comienza a constituirse
como una excepción por su reciente resurgir industrial.
Las áreas industriales en
declive se caracterizan por los siguientes rasgos:
- Son zonas especializadas en sectores industriales maduros en crisis, sin diversificación industrial que
permita generar empleos alternativos. Predomina la gran empresa y la gran
fábrica y escasean las pymes, que son muy dependientes de las grandes empresas,
de modo que se ven arrastradas por su crisis.
- El mercado laboral es de cualificación media o baja, con
fuerte implantación sindical y conflictividad.
- El medio ambiente posee un deterioro antiguo por la frecuencia de
industrias básicas altamente contaminantes y un crecimiento urbano desorganizado,
con alta densidad y baja calidad de la vivienda. Este deterioro se acentúa
ahora con solares y naves abandonadas. Todo ello constituyen externalidades
negativas que dificultan la instalación industrial.
- La incorporación a la UE ha agravado la situación con nuevas restricciones
a la producción y al empleo.
Las consecuencias de la desindustrialización de estas zonas son el declive
demográfico por emigración y una creciente posición periférica respecto a los
centros decisorios y a las nuevas áreas industriales, a lo que colabora su
deficiente accesibilidad respecto al resto de España y la Unión Europea.
A pesar de estos problemas, existen algunos ejemplos de
revitalización, como el caso del País Vasco, que ponen en evidencia las diferencias
entre regiones a la hora de abordar los problemas.
4. Áreas de industrialización inducida y escasa.
a) Las áreas de
industrialización inducida son Aragón, Castilla y León y
Andalucía, que desde la década de 1960 han sido objeto de iniciativas para la
promoción industrial. Poseen algunos enclaves industriales más desarrollados (por las ventajas
de su situación en la costa o en el sistema nacional de comunicaciones), que
concentran las inversiones, la producción y el empleo; pero son incapaces de
relacionarse con otros enclaves o de difundir la industria hacia áreas
próximas, por lo que generan claros desequilibrios territoriales. Es el caso de Zaragoza en Aragón, de
Valladolid y Burgos en Castilla y León, y del triángulo Sevilla-Cádiz-Huelva en
Andalucía. Estas
áreas cuentan también con algunas industrias en las capitales provinciales o
con industrias tradicionales, dispersas y pequeñas (textil, vitivinícola,
conservera, del mueble).
b) Las áreas de industrialización
escasa son
Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares y Canarias, debido a su localización
poco competitiva. En ellas las grandes industrias son escasas y predominan los
sectores tradicionales de escaso valor añadido, en empresas medianas y
pequeñas, de baja competitividad. Castilla-La Mancha comienza a constituirse
como una excepción en este grupo por la difusión de la industria madrileña
hacia las provincias mejor conectadas con la capital.
Mapa parecido al que hay en la página 196 del libro de texto sobre las centrales eléctricas de España
Nota: El mapa hace referencia al año 2001, aunque los datos son más actuales (2007)
El mapa muestra la distribución de las centrales térmicas; las centrales térmicas nucleares; las centrales hidroeléctricas; y las centrales
eólicas y solares.
Todas las centrales térmicas tienen en común producir electricidad mediante el empleo de
vapor para mover una turbina conectada a un generador eléctrico.
En las centrales térmicas
convencionales el vapor se obtiene quemando un combustible (carbón, petróleo, gas natural,
biomasa, etc.) y en las centrales térmicas nucleares mediante la fisión del uranio. En las
centrales hidroeléctricas y eólicas, denominadas también “atmosféricas” la turbina se mueve
directamente con la fuerza del agua o del viento, sin tener que generar vapor; y en las
centrales fotovoltaicas la luz solar se convierte directamente en electricidad, sin necesidad
de vapor ni de turbina.
Las centrales térmicas de carbón se localizan cerca de las cuencas mineras; en la costa,
cuando funcionan con carbón importado; o cerca de grandes ciudades a las que abastecen,
como las situadas en las proximidades de Barcelona o Bilbao.
Las centrales térmicas de fuel-oil se localizan en la costa, dado que el petróleo se importa
por mar.
Las centrales térmicas de gas se localizan en los puertos por donde se importa el gas natural
líquido en barcos metaneros; y a lo largo de los principales gasoductos.
Las centrales térmicas nucleares presentan una distribución aleatoria, que responde casi
exclusivamente a criterios políticos.
Las centrales hidroeléctricas se ubican en las zonas donde existen caídas de agua con la suficiente
altura y energía, como el norte peninsular, el Pirineo y algunas montañas del interior
peninsular; aunque la mayor concentración de grandes centrales se ubica en la caída de los
ríos Duero y Tajo al abandonar la Meseta en la frontera con Portugal. Las minicentrales tienen
su mayor implantación en Cataluña, Galicia, Aragón y Castilla y León.
Las centrales eólicas se localizan en zonas con vientos intensos, constantes y regulares, que
coinciden con las cumbres montañosas y con la costa. Por eso se centran en el litoral gallego
del norte, Tarifa, las serranías del Sistema Ibérico y ciertas comunidades con buen potencial
eólico que han apostado por ellos, como Navarra, Canarias, ambas Castillas y Aragón.
Las centrales solares térmicas que utilizan espejos para producir vapor y electricidad tienen
actualmente su principal representación en la central que se está construyendo en Sevilla
(Sanlúcar la Mayor). Las centrales fotovoltaicas que utilizan paneles de silicio para convertir
directamente los fotones de la luz solar en electricidad, se localizan en Toledo, Madrid, y
la isla de Tabarca en la provincia de Alicante.
Las centrales de biomasa utilizan residuos agrícolas, ganaderos o forestales y subproductos
de las industrias agroalimentarias y de la madera para obtener electricidad en centrales termoeléctricas
o de biogás (producido por la fermentación de residuos orgánicos). Tienen
una localización dispersa en Galicia, el País Vasco, el valle del Ebro y la costa mediterránea.
Tabla de la energía primaria en España desde el año 2000 al 2007 (pag 190) Editorial Anaya
La tabla
presenta datos estadísticos sobre la producción y consumo de energía primaria
en España en 2000 y 2007, en tantos por ciento. La energía primaria está
constituida por las fuentes de energía tal y como se encuentran en la
naturaleza, sin ninguna transformación. La producción y consumo de energía
primaria se basan en fuentes de energía no renovables (nuclear, carbón,
petróleo y gas), que desaparecen al usarse para producir energía final.
En la producción
española, el primer lugar lo ocupa la energía nuclear, que
experimentó un enorme desarrollo entre la crisis del petróleo y el año 1984
como forma de disminuir la dependencia del petróleo. La moratoria nuclear
impuesta desde entonces hace que su producción se encuentre estabilizada,
aunque el porcentaje de su contribución a la producción energética tiende a
disminuir, debido al incremento de la participación de otras fuentes, como el
gas natural y las energías renovables. Los problemas a los que se enfrenta la
producción nuclear son la dependencia externa en el enriquecimiento del uranio
y en la tecnología, el riesgo de accidentes a pesar de los sistemas de
seguridad existentes, y el almacenamiento de un volumen creciente de residuos
radiactivos.
El segundo lugar en la
producción de energía primaria lo ocupa el carbón, que procede de trece
grandes cuencas entre las que destacan la asturiana-leonesa-palentina y la
turolense. Su aportación a la producción energética tiende a disminuir debido a
los problemas que padece, como la difícil extracción del carbón en minas
subterráneas y con filones fracturados y de escasa potencia; el agotamiento de
algunos yacimientos y la baja calidad de otros; los altos precios que lo hacen
poco competitivo; y la reconversión del sector, que supone el cierre progresivo
de minas hasta llegar a la producción mínima necesaria para el mantenimiento de
una reserva estratégica.
La producción de energía
hidráulica se localiza en las áreas donde existen caídas de agua con la
suficiente altura y energía, como el norte peninsular, el Pirineo, algunas
áreas de montaña del interior peninsular y las caídas de los ríos Duero y Tajo
al abandonar la Meseta. La producción presenta considerables fluctuaciones
entre unos años y otros, dado que depende de la hidraulicidad del año.
La producción de petróleo y gas natural
es insignificante, dada la escasa dotación española en hidrocarburos. El
petróleo procede de Tarragona y Ayoluengo y el gas de los yacimientos
localizados en el suroeste peninsular.
La energía primaria
obtenida a partir de las nuevas fuentes de energía renovables es todavía
escasa, ya que no resultan tan competitivas como las fuentes de energía
tradicionales debido a su menor desarrollo tecnológico. Las principales son las
minicentrales hidráulicas, el viento y la biomasa. No obstante, las energías
renovables tienden a aumentar su participación en la producción energética,
pues presentan las ventajas de ser inagotables y limpias; reducir la
dependencia del petróleo; y tener un elevado grado de dispersión. Por eso, el
nuevo Plan de Energías Renovables 2005-2010 se propone incrementar la
producción energética con este tipo de fuentes.
El consumo de energía primaria en España
se basa en el petróleo, utilizado especialmente para la obtención de
derivados para el transporte y la industria, y en una medida cada vez menor,
para la obtención de electricidad en centrales de fuel-oil. Su consumo tiende a
disminuir debido a la sustitución por el gas en las centrales termoeléctricas;
a la implantación de una mayor eficiencia energética; y al incremento de la
producción de biocarburantes para el transporte. No obstante, representa casi
la mitad del consumo de energía primaria de España.
Al consumo de petróleo sigue en importancia el
de gas natural, que se ha incrementado considerablemente, gracias a las
ventajas que ofrece: alto poder calorífico, precio más bajo y menor
contaminación al carecer casi de azufre, por lo que se han ampliado las
infraestructuras para favorecer su consumo. Este se centra en el uso calorífico
en la industria y los hogares; en la obtención de derivados en la industria
petroquímica, y cada vez más en la producción de electricidad en centrales
térmicas, y en un número creciente de centrales de ciclo combinado y de
cogeneración.
El consumo de energía
hidráulica se mantiene estabilizado, aunque con fluctuaciones dependientes
de la hidraulicidad del año. Se basa fundamentalmente en la producción de
electricidad, que compite con la demanda de agua para el consumo agrario y de
los hogares.
El consumo de carbón tiende a
reducirse. Se emplea principalmente en la producción de electricidad en
centrales térmicas, y en menor medida en la industria siderúrgica y en la
construcción. El consumo de energía nuclear es bastante estable, aunque desde
2005 descendió debido a los paros temporales de algunas centrales para realizar
labores de puesta a punto y al cierre de la central de Zorita. Se destina
fundamentalmente a la producción de electricidad, y en menor medida a otros
usos como la medicina, la conservación de alimentos y la biotecnología.
El consumo de las
nuevas fuentes de energía renovables es muy reducido, aunque tiende a
incrementarse, dado que el nuevo Plan de Energías Renovables se ha propuesto
que en 2010 alcancen el 12,5% del consumo de energía primaria, incluyendo la
energía hidráulica. Su destino principal es proporcionar energía eléctrica,
térmica o mecánica
El
autoabastecimiento energético de España es muy escaso. La energía
nuclear, la hidráulica y las nuevas fuentes de energía renovables permiten
un autoabastecimiento del 100%. Sin embargo, los escasos porcentajes de
autoabastecimiento de carbón y, sobre todo, de petróleo y de gas
natural, que sumaban entre los tres el 85,6% del consumo energético en
2007, obligan a realizar costosas importaciones. Estas implican dependencia
externa en el abastecimiento y un coste mayor en la producción económica que
reduce la competitividad. Frente a estos problemas se trata de garantizar la
seguridad en el abastecimiento mejorando las relaciones con los países
productores; diversificando los abastecedores y las fuentes de energía
utilizados y también se procura abaratar el coste de la energía, mediante la
liberalización del mercado y el aumento de la eficiencia energética.
Mapa de los resultados alcanzados en las zonas de urgente reindustrialización (pag 209)
El mapa muestra los
resultados alcanzados por las ZUR (Zonas de Urgente Reindustrialización). La
creación de ZUR fue una de las primeras actuaciones adoptadas frente a la
crisis industrial de 1975. Paralelamente a la reconversión de los sectores en
crisis, se abordó la reindustrialización o recomposición del tejido industrial
de las zonas afectadas por la reconversión.
Se trataba de crear en ellas nuevas
actividades de futuro que diversificasen una industria hasta entonces muy
especializada y generasen empleo capaz de absorber los excedentes laborales de
la reconversión. Las ZUR nacieron en 1983, con un periodo máximo de vigencia de
tres años. Como muestra el mapa, se implantaron en seis áreas (Ferrol-Vigo,
Asturias, ría del Nervión, Barcelona, Madrid y la bahía de Cádiz). Podían
solicitar su inclusión en una ZUR las empresas que realizasen la instalación,
ampliación o traslado de fábricas a estas áreas, siempre que generasen nuevos
puestos de trabajo y fuesen viables. A cambio recibirían incentivos fiscales y
financieros, así como subvenciones por incorporar trabajadores de los fondos de
promoción de empleo (parados procedentes de la reconversión).
El mapa muestra
los resultados de las ZUR en empleos e inversión. Aunque se crearon más de
20.000 puestos de trabajo y más de 800 proyectos, las cifras fueron inferiores
a las previstas.
Por otra parte, su
distribución territorial muestra que las áreas más beneficiadas en ambos
aspectos fueron Barcelona y Madrid, las de mayor dinamismo, mientras que el
resto de las zonas ejercieron una atracción mucho menor, de modo que se
acentuaron los desequilibrios regionales. Los escasos resultados obtenidos y la
entrada española en la Comunidad Europea en 1986 darán lugar a la sustitución
de las ZUR por las ZID (Zonas Industrializadas en Declive) dentro del marco de
la nueva Ley de Incentivos Regionales, y al fomento de la industrialización
endógena, basada en las potencialidades y ventajas de cada ámbito geográfico.
Como resultado de la
reindustrialización, creció la inversión y la diversificación industrial de
zonas antes muy especializadas. Pero también mostró insuficiencias: generó
menos empleo del previsto; las ayudas beneficiaron principalmente a las grandes
empresas; y se acentuaron los desequilibrios regionales (Madrid y Barcelona se
llevaron la mayoría de los proyectos, ante el escaso atractivo de las restantes
zonas).
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