TEMA 6. FELIPE II. POLÍTICA INTERIOR Y EXTERIOR (1527-1598). 2º BACH

INTRODUCCIÓN:

Felipe II sucede a su padre Carlos I en el trono de España, ya que Carlos lega sus territorios centroeuropeos a su hermano Fernando.
Bajo Felipe II España alcanza su máxima expansión y se consigue la tan ansiada unidad peninsular con la incorporación de Portugal en 1580.
En su reinado se hace plausible la monarquía hispánica, ya que él mismo actuaba en las tareas de gobierno continuamente, ayudado por sus secretarios. No abandonó prácticamente nunca la península, y estableció como capital permanente a la villa de Madrid, sobre todo tras la construcción de El Escorial.
Heredó de su padre su condición de defensor del catolicismo, lo que le guió en su política exterior, ya que invirtió muchos esfuerzos para mantener a Europa católica, con lo que los mismos conflictos de la época de Carlos, se mantuvieron en la segunda mitad del siglo XVI, a lo que se suma la situación de Flandes e Inglaterra.
Como dato negativo, siempre le ha acompañado una leyenda negra que lo deshumaniza, centrada en aspectos de su vida privada, como con el posible asesinato de su hijo Carlos o el caso de Antonio Pérez.
Lo que sí es indudable, es que Felipe II ha sido el monarca con más poder en la Historia de España.

DESARROLLO:

1 Política Interior:

Felipe II fue el monarca que más enérgicamente defendió las conclusiones del Concilio de Trento que muestran las directrices de la Contrarreforma Católica, que es la respuesta de la iglesia de Roma a la ruptura protagonizada por los luteranos, calvinos y anglicanos.
Se prohibió la importación de libros extranjeros y las salidas de estudiantes al exterior, con la finalidad de evitar el contagio protestante. Los autos de fe de Valladolid y Sevilla muestran su contundencia hacia lo que era considerado como herejía.
Entre todos los problemas interiores que se dieron en su reinado podemos destacar:

1.1 El problema morisco o la Guerra de las Alpujarras (1568-1571):
Los moriscos mantenían parte de sus costumbres y ritos lo que despertaban los recelos de la sociedad católica y sus valores, que se habían fortalecido tras el Concilio de Trento. Además se les acusaba de apoyar y ayudar a los berberiscos y turcos que navegaban por el Mediterráneo.
En 1566 se les prohibió el uso de su lengua, sus vestimentas y sus tradiciones, lo que provocó una fuerte rebelión comandada por Aben Humeya, con apoyo militar y económico desde el norte de África. Los Tercios españoles se encontraban mayoritariamente en Flandes, por lo que tuvo éxito hasta que en 1570 Juan de Austria trajo su ejército desde Italia y terminó la revuelta.
Se dictaminó dispersar a los moriscos por otros lugares de la Castilla para evitar un nuevo foco rebelde.

1.2 El caso de Antonio Pérez o la revuelta de Aragón:
Fue secretario del Consejo de Estado bajo el reinado de Felipe II por lo que se puede considerar como uno de los más altos funcionarios. En medio de la pugna que enfrentaba a los partidarios del duque de Alba y a los del príncipe de Éboli, Antonio Pérez se vio acusado de traición por el asesinato de Juan de Escobedo, hombre de confianza de Juan de Austria. Huyó a Aragón y reclamó la protección del Justicia Mayor, Juan Lanuza, quien se negó a entregarlo a Felipe II, ya que debía ser juzgado en Aragón (muestra de los restos del pactismo), por lo que se convirtió en un símbolo de la resistencia hacia la monarquía autoritaria.
Felipe II acusó de herejía a Pérez, ya que este Tribunal se encontraba en ambos reinos, aunque siguió la negativa del Justicia. Felipe II envió un ejército, con lo que violaba los fueros de Aragón, que los anuló de forma parcial y provocó el inicio de una revuelta que fue rápidamente aplastada.
Antonio Pérez consiguió huir a Francia con el apoyo del monarca galo Enrique IV, y finalmente se trasladó a Inglaterra.
Este caso puso de relieve la confrontación aún viviente entre el pactismo y el centralismo que finalmente será superado en el siglo XVIII por la nueva dinastía de los Borbones.

1.3 El caso de su hijo, el príncipe Carlos:
Era hijo de su primera esposa, María de Portugal, y parece ser que presentaba problemas mentales que le llevaron a intentar acuchillar al Duque de Alba y a conspirar a favor de los flamencos. Fue educado junto al hermanastro del rey, Don Juan de Austria, y finalmente encerrado en el castillo de Arévalo donde murió por inanición en 1568 con 23 años.

1.4 Reformas administrativas:
Terminó la labor administrativa iniciada por los Reyes Católicos, y continuada por su padre, con la diferencia de que gobernó como un monarca nacional, manteniendo la autonomía de los diferentes territorios que englobaban el Imperio, y entre los que seguía destacando Castilla, con su administración centralizada en Madrid.
Modernizó el país con reformas hidráulicas, con una reforma de la red de caminos, y un fuerte desarrollo de la burocracia y de la administración, aunque se considera como uno de los ejemplo de monarcas autoritarios más destacados.
Realizó innovaciones militares con la incorporación de los galeones, que controlaron el comercio indiano, y el desarrollo de los tercios.
Mantuvo una administración centralizada y en continuo contacto con sus embajadores, virreyes, gobernadores y oficiales repartidos por todo el territorio. En eta administración destacaba el papel de los Consejos, que seguía siendo la columna vertebral del Estado, destacando el Consejo de Estado del que él era Presidente. Se apoyaba en la figura de los secretarios como Pérez o Escobedo.
Por último, la Hacienda Real se declaró en bancarrota hasta tres veces, por las continuas guerras que su condición de defensor del catolicismo le obligaba, al igual que para mantener la hegemonía en Europa.

2 Política Exterior:

Hereda los conflictos de su padre a los que añade la confrontación en Flandes y con Inglaterra.

2.1 La Guerra contra Francia:
La enemistad con Francia se acrecentó a partir del apoyo francés a los rebeldes flamencos. Esta rivalidad tiene su primer escenario en la batalla de San Quintín de 1557, cerca de París, que supuso el primer gran triunfo español y motivó la construcción de El Escorial.
La paz de Cateau-Cambresis de 1559 provocó que Francia reconociera la superioridad hispánica a partir de una no interferencia en los asuntos italianos, y con el casamiento de Isabel de Valois.
También participó España en las guerras de religión entre las facciones hugonotes (protestante) y católicas, con el apoyo de Felipe II, en suelo francés, y que terminó con la famosa frase de “París bien vale una misa”, pronunciada por Enrique de Borbón, cuando se convirtió al catolicismo subió al trono como Enrique IV, a finales del siglo XVI.

2.2 La lucha contra los turcos:
Los turcos reavivan el enfrentamiento religioso en el Mediterráneo en tiempos de Felipe II. Éste se alía con Venecia y con el Papado y forman la Santa Liga contra Solimán el Magnífico, que había reconquistado Túnez y Chipre. La victoria de Lepanto frenó el avance turco por el Mediterráneo por lo que se dividió en dos: el occidental bajo dominio español, y el oriental bajo dominio turco.
Selim II, sucesor de Solimán, tuvo un nuevo frente en Persia, mientras que Felipe II centraba todos sus esfuerzos en Flandes. Esta circunstancia permitió la paz en el último cuarto del siglo XVI entre ambos reinos.

2.3 La lucha en Flandes:
Se produjeron una serie de resistencias motivadas por la disidencia religiosa, las aspiraciones de la nobleza del país y las apetencias de Francia e Inglaterra. La nobleza del sur que era católica agrupada en la Unión de Arras, y la burguesía del norte, protestante y coaligada en la Unión  de Utrecht con protagonismo de los condes de Horn y Egmont y del príncipe de Orange, se enfrentaron en una larga guerra en la que el apoyo inglés a los norteños, fue decisivo.
Felipe II nunca aceptó la libertad de culto y combatió la herejía con el duque de Alba y con don Juan de Austria, que no consiguieron controlar la rebelión, hasta que en 1648 los rebeldes consiguieron la independencia por la paz de Westfalia.

2.4 La lucha con Inglaterra:
Felipe II luchó contra la corona inglesa por motivos religiosos, ya que éstos apoyaban a los rebeldes flamencos, a lo que sumaban el problema que representaban los corsarios ingleses en el comercio indiano a partir de 1560 en el Caribe y en el Atlántico.
La ejecución de la reina católica de Escocia, María Estuardo, motivó a Felipe II para mandar una gran flota en 1588 que denominaron los ingleses como la Armada Invencible, que acabó en un auténtico fracaso, por lo que se aumentaron los ataques de corsarios. 
La tensión entre ambos reinos finalizó bajo el reinado de Felipe III que firmó el tratado de Londres de 1604 con Jacobo I.

CONCLUSIÓN:

Felipe II agudizó la crisis económica que se había originado en el mandato de su padre, hasta llegar a darse un total de tres bancarrotas que forzaron las Paz Hispánica a inicios del siglo siguiente. La sociedad sufría las consecuencias de esta situación con una fuerte carga impositiva y una inflación que aumentada sin remedio, y que arruinaba las pocas expectativas privadas que se podían iniciar en este momento. La guerra continua de Flandes fue una de las principales causas de esta crisis económica.
la mayoría de los historiadores coinciden en subrayar la coincidencia en estos hechos, ya que la crisis iba de la mano del papel de defensor de la Cristiandad, tal y como ya sucedió en el reinado de Carlos.
Los frentes de Flandes, Inglaterra, Francia y el Mediterráneo arruinaron al país, y evitaron que la riqueza procedente de las Indias orientales, permitieran un desarrollo económico que situara a España en la hegemonía europea en el siglo XVII.
Más bien pasó al contrario, ya que el siglo XVII es un período de crisis y que simboliza la caída de España a potencia de segunda categoría, en el período que denominamos como Austrias Menores.
En el año 1700 la dinastía de los Habsburgo se extingue en la persona de Carlos II y con el inicio de la Guerra de Sucesión





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