PANDEMIAS DESDE EL PRISMA DE LA HISTORIA
Estamos atravesando una pandemia
jamás vista por las generaciones que viven en la actualidad y que está
provocando miles de muertos en nuestro país, y sobrepasando los cientos de
miles en todo el mundo. Es una pandemia que ha obligado a vivir encerrada a casi un
tercio de la población mundial parando la bandera que define a este
mundo globalizado: la
economía.
Este Coronavirus o Covid-19, con el
que tristemente cada día nos vamos familiarizando, llegó de
Oriente haciéndose fuerte en Italia antes de pasar a cada rincón europeo, como
poco más de hace 670 años hiciera la famosa Peste Negra en 1347-1348 que se
extendió desde los puertos genoveses utilizando el comercio. De nuevo la economía ha sido su medio de transporte.
Esta situación nos ha mostrado
también la cara amarga de la globalización que es capaz de
favorecer un progreso común y, a la vez,
mostrar la fragilidad del mundo en el que vivimos. Curiosamente este
virus está
atacando con más vehemencia al primer mundo (EEUU, Europa y China) que
al resto
diferenciándose de otras epidemias que han causado estragos en el Tercer
Mundo.
Desde nuestros sillones veíamos crisis como la del Ébola como si fueran
películas
de ciencia ficción, alejadas de la seguridad que teníamos en nuestro
hogar. Y ese individualismo es el que nos ha hecho actuar tan tarde.
Muchos se preguntan si el mundo
va a cambiar después de todo esto: ¿cambiará nuestra forma de relacionarnos?, ¿mantendremos
nuestras conductas sociales? Como si esta pandemia fuera única y exclusiva en
la Historia, sin ningún otro reflejo en el que mirarse. Si debemos darle un punto de exclusividad es que es la primera que se ha desarrollado en plena
globalización y ha atacado al Primer Mundo con una fuerza no vista en al menos una centuria.
Master´s of Public Health. Centro para el control y prevención de enfermedades
Fuente: www.abc.es
Tenemos distintos ejemplos de
epidemias en el siglo XXI desde el Ébola y el Zica de 2014, pasando por la
Gripe A en 2009-2010, la Gripe Aviar H5N1 en 2005 o el SARS de 2002. Todas
ellas tienen en común que se quedaron tras el escudo protector que representa la
pantalla del televisor. Sólo consiguió nuestra atención y que nuestra retina se
detuviera en ese plano cuando conocimos a ese misionero y al perro en 2014 ¿se
acuerdan?
Del siglo XX tenemos nuevos
episodios de Ébola a la que añadimos el Cólera y el Sida como las más
conocidas. Casualmente se ha cumplido
recientemente el centenario de la mal llamada como Gripe Española de
1918-1919 con la que sí que podemos hacer un paralelismo con la actual por sus nefastas consecuencias.
Con estas líneas quiero destacar
que desgraciadamente la historia de la humanidad va ligada a desastres
naturales como las epidemias y que el desastre que estamos sufriendo no es un
hecho aislado. Vamos a hacer un breve repaso por las más conocidas para ver
como el avance de la sociedad sufre pero no se para, siempre hay una salida y una superación de la
sociedad. Un virus como este nos muestra nuestras debilidades y nos hace
sentirnos más seres humanos que nunca, limitados o empequeñecidos, pero también nos muestra la superación que
hay detrás del sufrimiento.
Podemos empezar por un capítulo especial dedicado a la Peste Negra de 1347-1348.
Alrededor de mediados del siglo XIV se sabe que murió
entre un tercio y la mitad de la población europea. Por ejemplo
Inglaterra pasó de 7 millones a sobrepasar escasamente los 2 millones de
habitantes. Las cifras bailan porque en esas fechas era muy difícil
cuantificar el número de víctimas ya que no había organismos oficiales
que los contabilizaran, pero sí que hay consenso en colocar la cifra por
encima de los 25 millones de muertes sólo en Europa y se llega a hablar de hasta 200 millones de fallecidos como se muestra en el gráfico de más arriba.
El oficio de recoger los cadáveres que iba dejando tras de sí la peste
Fuente: La Voz de Galicia
Fuente: La Voz de Galicia
Esta
Peste Negra, llamada así por los bubones negros que aparecían en las
ingles, cuellos y axilas de los enfermos, tenía una tasa de mortalidad y
de contagio muy alta. La gente que se contagiaba raramente sobrepasaba
los cinco días de vida y una medida que se tomó fue el
aislamiento de la parte de población que podía huir de las ciudades.
Boccacio, pocos años después del incio del contagio, dejó plasmadas estas
medidas de confinamiento en su obra el "Decamerón". En esta obra nos narra la
historia de cómo unas doncellas y unos caballeros huyen a una villa a
las afueras de Florencia escapando de las garras de la enfermedad.
Para entretenerse cada uno de ellos cuenta una historia en la que
podemos ver aspectos sociales de la época. Sería comparable a sus grupos
de Whatsaap del momento.
Hubo diferentes episodios de muerte relacionadas con la Peste hasta 1820 y conocidos desde la Edad Antigua. La peste antonina (165-180 d.C.), descrita por Galeno, fue uno de los más severos y de los primeros que las crónicas mencionan por su expansión afectando a todo el Imperio Romano. Las epidemias se instalaron en el día a día del pueblo romano ya que, en plazos de entre 10 y 20 años, surgían nuevos brotes como los ocurridos entre el 251 y el 266 d.C.
El propio Galeno nos expone algunos de los remedios y tratamientos que paraban la enfermedad: "la ingesta de vinagre y mostaza, la ingesta de tierra de Armenia, o beber la orina de un niño". Menos mal que la medicina esta vez la tenemos de nuestro lado.
Realmente los brotes epidémicos que la Historia nos narra en su Edad Antigua nos la relaciona con la peste, pero eso parece ser que no siempre fue así. La peste antonina realmente tenía más posibilidades de ser una epidemia de viruela. Todos estos relatos estaban enmarcados en un contexto épico que partían de la descripción que nos aportó Tucídides del brote epidémico del que escapó con vida en plena Guerra del Peloponeso entre el 430 y el 426 a.C. en Atenas. Él lo relaciona de nuevo con la peste pero los historiadores se decantan más por las fiebres tifoideas.
La otra gran epidemia con una gran mortandad fue la mal llamada Gripe Española de 1918-1919. Se le conoce con el sobrenombre de "la española" porque España fue la nación que dio la voz de alarma, ya que las demás potencias europeas aún se encontraban inmersas en la I Guerra Mundial y no querian desmoralizar a sus tropas con noticias que hacían alusión a un enemigo que les atacaba desde el interior.
España hizo públicos informes sobre la enfermedad y sus terribles consecuencias. Se cree que pudo ser la culpable de unos 40 millones de falllecimientos. En España concretamente contagió a unos 8 millones de personas y produjo unas 300000 defunciones por distintas complicaciones que acabaron en neumonía. Afectó sobre todo a los jóvenes de entre 20 y 40 años lo que produjo un vacío demográfico importante por sus muertes y por los "no nacidos" que se perdieron a consecuencia. De hecho, si miramos en pirámides de población de España en 1970 podemos percibir su influencia.
En esta Gripe Española se popularizó el uso de la máscara de tela y gasa, aunque su eficacia fuera más psicológica que sanitaria. Un poco como pasa ahora mismo.
Parece ser que su origen fue norteamericano y se trasladó a Europa junto con las tropas estadounidenses que participaron en la Gran Guerra, aunque otros estudios hablan de un origen francés (1916) o chino (1917). En el verano de 1920 desapareció el virus dejando más muertes en su segunda oleada de otoño de 1918 que en su primera a finales del invierno e inicios de la primavera. El rebrote es una posibilidad como podemos ver.
La viruela y la peste como las principales protagonistas de los episodios epidémicos a lo largo de la historia. La OMS la consideró erradicada en 1980 tras una enorme campaña de vacunación. Este hecho está considerado como una de las grandes victorias de la medicina moderna, pero dejó auténticos estragos antes de su desaparición.
La enfermedad comenzaba con vómitos y fiebre para pasar después a las erupciones o pústulas sobre la piel que eran características llenando el cuerpo de cicatrices. Tenía una mortalidad cercana al 30% y se cebaba con la población infantil. Se propagaba a partir del contacto con los enfermos por lo que, hasta la aparición de la vacuna, una de las medidas mas eficaces fue el aislamiento entre la población ya que los antivirales, incluso en el siglo XX, no eran muy eficaces. La ceguera fue una de las secuelas típicas de los supervivientes por la aparición de esas pústulas en las corneas.
Llegó a provocar un auténtico desastre demográfico en la América descubierta por los colonizadores españoles ya que las poblaciones indígenas no tenían ningún tipo de defensas ante esta enfermedad. Se estima que llegó a ser la culpable de más de 3 millones de muertes en el Imperio Azteca, lo que facilitó la conquista española. Fue el aliado más poderoso que tuvimos en la conquista.
Se tiene conocimiento de la viruela desde hace más de 3000 años. De hecho han aparecido algunas momias egipcias, como la del propio Ramsés V, donde hemos podido encontrar pruebas o evidencias gracias a la historia, en una labor parecida a la que haría un forense para resolver un crimen.
Tuvo diferentes episodios a lo largo de la Edad Moderna y Contemporánea. Se contabilizan más de 300 millones de víctimas en el siglo XX lo que nos da muestras de este auténtico "asesino" de la historia: el Variola virus.
En el siglo XIX en España el protagonista de los brotes epidémicos fue el cólera. La muerte se producía por deshidratación ya que sus síntomas más característicos eran la diarrea y los vómitos.
Hubo hasta cuatro importantes episodios a lo largo del siglo XIX en España sumando un total de 800000 muertos.
El primero de ellos surgió en 1833 y fue el más virulento con una estimación de 300000 víctimas. Afectaba principalmente a las zonas urbanas y situadas en la costa. Y desde allí se propagó al resto del territorio interior.
En 1855 se desarrolla el segundo episodio. Es el más documentado porque causó un auténtico pavor entre la población haciéndose eco los periódicos nacionales. El nivel de contagio fue superior al de 1833 aunque con menos fallecimientos. El miedo al contagio se apoderó de la población porque se creía que el saneamiento de las aguas era uno de los principales culpables de su propagación. Por tal motivo se construyó el Canal de Isabel II en Madrid para mejorar el saneamiento de la capital y evitar así la propagación de la enfermedad en la ciudad más habitada de España.
10 años después, en 1865 entró por Valencia afectando sobre todo a los territorios limítrofes. 20 años después, en 1885, se dio el último brote en la península focalizado en la zona andaluza, sobre todo en la provincia de Jaén donde hizo auténticos estragos. Por último, en 1893 afectó a las Islas Canarias dejando a la isla de Tenerife incomunicada por el miedo al contagio. De nuevo el aislamiento o confinamiento fue la herramienta más efectiva para luchar contra la enfermedad.
El cólera fue uno de los principales causantes de la mortalidad en España. Los últimos brotes conocidos en España se dieron en 1971 y en 1979 pero de forma más aislada.
El propio Galeno nos expone algunos de los remedios y tratamientos que paraban la enfermedad: "la ingesta de vinagre y mostaza, la ingesta de tierra de Armenia, o beber la orina de un niño". Menos mal que la medicina esta vez la tenemos de nuestro lado.
Realmente los brotes epidémicos que la Historia nos narra en su Edad Antigua nos la relaciona con la peste, pero eso parece ser que no siempre fue así. La peste antonina realmente tenía más posibilidades de ser una epidemia de viruela. Todos estos relatos estaban enmarcados en un contexto épico que partían de la descripción que nos aportó Tucídides del brote epidémico del que escapó con vida en plena Guerra del Peloponeso entre el 430 y el 426 a.C. en Atenas. Él lo relaciona de nuevo con la peste pero los historiadores se decantan más por las fiebres tifoideas.
La otra gran epidemia con una gran mortandad fue la mal llamada Gripe Española de 1918-1919. Se le conoce con el sobrenombre de "la española" porque España fue la nación que dio la voz de alarma, ya que las demás potencias europeas aún se encontraban inmersas en la I Guerra Mundial y no querian desmoralizar a sus tropas con noticias que hacían alusión a un enemigo que les atacaba desde el interior.
España hizo públicos informes sobre la enfermedad y sus terribles consecuencias. Se cree que pudo ser la culpable de unos 40 millones de falllecimientos. En España concretamente contagió a unos 8 millones de personas y produjo unas 300000 defunciones por distintas complicaciones que acabaron en neumonía. Afectó sobre todo a los jóvenes de entre 20 y 40 años lo que produjo un vacío demográfico importante por sus muertes y por los "no nacidos" que se perdieron a consecuencia. De hecho, si miramos en pirámides de población de España en 1970 podemos percibir su influencia.
La prensa española, en un primer momento la denominó "El Soldado de Nápoles"
Fuente fotografía: Wikipedia
En esta Gripe Española se popularizó el uso de la máscara de tela y gasa, aunque su eficacia fuera más psicológica que sanitaria. Un poco como pasa ahora mismo.
Parece ser que su origen fue norteamericano y se trasladó a Europa junto con las tropas estadounidenses que participaron en la Gran Guerra, aunque otros estudios hablan de un origen francés (1916) o chino (1917). En el verano de 1920 desapareció el virus dejando más muertes en su segunda oleada de otoño de 1918 que en su primera a finales del invierno e inicios de la primavera. El rebrote es una posibilidad como podemos ver.
La viruela y la peste como las principales protagonistas de los episodios epidémicos a lo largo de la historia. La OMS la consideró erradicada en 1980 tras una enorme campaña de vacunación. Este hecho está considerado como una de las grandes victorias de la medicina moderna, pero dejó auténticos estragos antes de su desaparición.
Proceso de la enfermedad. Comienza con las gotas de saliva o con el contacto con las pústulas
Fuente: La Jornada de Oriente
La enfermedad comenzaba con vómitos y fiebre para pasar después a las erupciones o pústulas sobre la piel que eran características llenando el cuerpo de cicatrices. Tenía una mortalidad cercana al 30% y se cebaba con la población infantil. Se propagaba a partir del contacto con los enfermos por lo que, hasta la aparición de la vacuna, una de las medidas mas eficaces fue el aislamiento entre la población ya que los antivirales, incluso en el siglo XX, no eran muy eficaces. La ceguera fue una de las secuelas típicas de los supervivientes por la aparición de esas pústulas en las corneas.
Llegó a provocar un auténtico desastre demográfico en la América descubierta por los colonizadores españoles ya que las poblaciones indígenas no tenían ningún tipo de defensas ante esta enfermedad. Se estima que llegó a ser la culpable de más de 3 millones de muertes en el Imperio Azteca, lo que facilitó la conquista española. Fue el aliado más poderoso que tuvimos en la conquista.
Se tiene conocimiento de la viruela desde hace más de 3000 años. De hecho han aparecido algunas momias egipcias, como la del propio Ramsés V, donde hemos podido encontrar pruebas o evidencias gracias a la historia, en una labor parecida a la que haría un forense para resolver un crimen.
Tuvo diferentes episodios a lo largo de la Edad Moderna y Contemporánea. Se contabilizan más de 300 millones de víctimas en el siglo XX lo que nos da muestras de este auténtico "asesino" de la historia: el Variola virus.
En el siglo XIX en España el protagonista de los brotes epidémicos fue el cólera. La muerte se producía por deshidratación ya que sus síntomas más característicos eran la diarrea y los vómitos.
Hubo hasta cuatro importantes episodios a lo largo del siglo XIX en España sumando un total de 800000 muertos.
El primero de ellos surgió en 1833 y fue el más virulento con una estimación de 300000 víctimas. Afectaba principalmente a las zonas urbanas y situadas en la costa. Y desde allí se propagó al resto del territorio interior.
Los horrores de la enfermedad. Su principal víctima fue el incipiente proletariado
Fuente: La Opinión A Coruña
En 1855 se desarrolla el segundo episodio. Es el más documentado porque causó un auténtico pavor entre la población haciéndose eco los periódicos nacionales. El nivel de contagio fue superior al de 1833 aunque con menos fallecimientos. El miedo al contagio se apoderó de la población porque se creía que el saneamiento de las aguas era uno de los principales culpables de su propagación. Por tal motivo se construyó el Canal de Isabel II en Madrid para mejorar el saneamiento de la capital y evitar así la propagación de la enfermedad en la ciudad más habitada de España.
10 años después, en 1865 entró por Valencia afectando sobre todo a los territorios limítrofes. 20 años después, en 1885, se dio el último brote en la península focalizado en la zona andaluza, sobre todo en la provincia de Jaén donde hizo auténticos estragos. Por último, en 1893 afectó a las Islas Canarias dejando a la isla de Tenerife incomunicada por el miedo al contagio. De nuevo el aislamiento o confinamiento fue la herramienta más efectiva para luchar contra la enfermedad.
El cólera fue uno de los principales causantes de la mortalidad en España. Los últimos brotes conocidos en España se dieron en 1971 y en 1979 pero de forma más aislada.
En conclusión, la historia nos muestra cómo las epidemias han perseguido a las sociedades en el devenir de los tiempos. Nos muestra su sufrimiento y sus consecuencias negativas, pero también cómo hemos conseguido superarlas. Siempre nos dejan una enseñanza que no debemos olvidar.
Esta pandemia del Covid-19 es la que nos ha tocado vivir. Entre todos y todas la superaremos con esfuerzo. No olvidemos el aprendizaje que nos aporta. Nos vemos a las 20:00 horas
Fuente: Agencia EFE
¡Muy interesante, gracias compi!
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